A lo largo de su historia, muchos fueron los momentos de festejo para los miembros de la Asociación Argentina de Salud Mental. El primero fue a principios de 2004, cuando un grupo de colegas del Hospital Álvarez de la Ciudad de Buenos Aires nos reuníamos en el aula del servicio de Salud Mental para pensar en fundar una institución de esa área que fuera diferente de todas las existentes en ese entonces. El segundo momento de festejo fue en noviembre de ese mismo año, cuando la Inspección General de Justicia nos oficializó como institución. También celebramos a principios de 2005, al presentarla oficialmente ante cientos de invitados en un teatro del barrio de Almagro. Otra circunstancia feliz fue la realización de nuestro primer congreso, en marzo de 2006, cuando la cantidad de participantes nos desbordó. El año 2010 marcó otro hito: fuimos invitados al Senado de la Nación como relatores, en ocasión de la discusión de la Ley Nacional de Salud Mental. Uno más de esos momentos que ratificó que estamos en el camino correcto fue la organización del Congreso Mundial de Salud Mental, en 2013. En ese evento recibimos a casi seis mil participantes provenientes de más de setenta países: hasta el presente, ese ha sido el congreso más grande de la historia de la WFMH en sus 70 años de vida. Hay muchas más circunstancias felices que hemos celebrado juntos, pero volver a editar Conexiones. Revista Argentina de Salud Mental, nuestra publicación, es un acontecimiento realmente muy especial para nosotros. Constituye, sin duda, un hecho histórico que quedará en nuestra memoria como el momento en que retomamos la relación directa, no solo con nuestros asociados, sino también con los miles de colegas con los que mantenemos contacto. Sabemos qué importante es la palabra para quienes integramos el denominado "campo psi". En la AASM, siempre hemos pensado que no puede considerarse completa una institución del campo de la Salud Mental si carece de un instrumento que registre la palabra en forma escrita y permanente.
Para una institución, una publicación periódica no solo es un medio que da cuenta de lo científico; además, sin lugar a dudas, es el lugar en donde deben quedar plasmados sus pensamientos, su ideología, sus acciones. Vivimos en una época de cambios vertiginosos. Baudelaire, en 1886, afirmaba que en la modernidad todo es transitorio, fugitivo y contingente. Y sostenía también que lo bello es lo eterno e inmutable. Al decir de Bauman, vivimos en la modernidad líquida. Somos conscientes de ser cambiantes y, por lo tanto, tememos fijar algo para siempre. Internet nos da la posibilidad de ser seres flexibles, lo que, de alguna manera, significa que uno puede cambiar en cualquier momento. Todas las características de los fluidos implican que los líquidos, a diferencia de los sólidos, no conservan fácilmente su forma. Los fluidos, por así decirlo, no se fijan al espacio ni se atan al tiempo, en tanto los sólidos poseen una clara dimensión espacial. La revista Conexiones retoma el contacto con sus miembros gracias a la colaboración desinteresada de la editorial Noveduc, que confía en nosotros y valora la tarea que llevamos a cabo. Nuestra publicación es cuatrimestral: habrá tres números por año. Su comité editorial está integrado por Juan Carlos Fantin, Silvia Raggi, Gustavo Bertran, Eduardo Grande, Darío Galante y Alberto Trimboli, que seleccionaremos artículos de autores de notoria trayectoria, daremos a conocer informes y comunicados de la Comisión Directiva y difundiremos a través de este medio los cursos, congresos, jornadas y cualquier otra actividad científica de interés.
Finalmente, señalo que, en tiempos de lo líquido, de lo cambiante y de lo virtual, nosotros preferimos lo sólido: el espacio en donde la palabra (nuestra palabra) quede impresa, eternizada e inamovible. Ese es un riesgo que elegimos asumir.